Funambulista, me lanzo silenciosamente a tu red.
Me recibes con caricias que arañan suavemente.
A través de tu hilo me guías, yo atravieso las capas,
Una certeza ingenua:
esta vez puedo escapar.
¿Volveré a esconder mi corazón en el bolsillo?
Esta vez, no.
No tenemos pasado, no tenemos futuro.
Tan vulnerables y reales.
La predecible incertidumbre que pica.
Una sólida torre que caerá de un soplido.
Aunque todavía siempre estás.
Aunque todavía quiero estar.
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