jueves, 1 de diciembre de 2022

a s. plath

 amar no es sinónimo de diluirse 

en una bocanada de humo gris que desaparece

esta vez, el proceso puede ser lento


enganchada, pez de colores, voluntariamente

a un arpón de jeringuilla, reluciente

nunca más

mejor que el corazón vuelva a romperse


tienes más que ver 

con  los que tocaron el cielo

pero acabas, la cabeza metida en el horno,

convertida en un pastel de cumpleaños


cambiarías el ver más allá, tu poder

tras el agujero de pared

donde habitan los dioses


secundaria nunca 

hasta en lo vulgar

bajita porque estás de rodillas


con pulseras que son cadenas

crees que brillan diamantes en tus muñecas

nunca nunca

y sin embargo se te olvidó algunas veces

viernes, 16 de septiembre de 2022

ARRIBA


Tengo la boca llena de arena, enterrada.

Me levanto costosamente.

Pesadez pegada a mis huesos y músculos.

Movimiento lento y fatigoso.


Sol abrazador y sed.

No me sé los puntos cardinales. 

Echo a suerte dados imaginarios.

Me marca el azar un destino.


Camino despacio, al ritmo que marca el tiempo.

Apenas veo, lo suficiente.

Hay demasiada luz, me deslumbra.

No sé donde voy, pero no importa.


Sola yo, el sol, la arena en mi boca,

y el ritmo que marca mis pasos.


martes, 19 de abril de 2022

Ariadna


 Las flechas van hacia abajo y son imperfectas.

Te agarras a sus bases, vas a toda velocidad.

Solo estás tú y las flechas.

Te apeas partiendo astillas y flotas.


Se te cierran los ojos con tantos sueños,

¿te mueves? Solo suspiras de vez en cuando,

una vuelta, una nueva postura. Inquieto.


Elegir, elegante y dispuesto, en la gran encrucijada. 

El acierto que te santificará.

¿Quién necesita decir sí?

¿Quién necesita saber algo más?


La duda, una parada cardiaca que lleva al enredo, 

la telaraña de cables de acero,

parece que se rompe de un soplido, pero cuidado,

bailas de cara a la galería, mientras luchas por salir de entre los barrotes.


El Imperio de las Opiniones.

Devoradoras, destructoras, monstruos que te hacen apartar la mirada,

utilizan el hilo de Ariadna para llevarte al Minotauro.

Pero ya no hay Minotauro. Los mortales tienen un nuevo capricho:


Solo son cajas vacías con miles de cepos a su alrededor.

sábado, 9 de abril de 2022

El león que me come las entrañas


 Has ido demasiado lejos.

Me has puesto en el centro, donde el león devora las entrañas.

No me lo esperaba. Así de repente, acción mecánica, como un reflejo. 


Te miro a los ojos, tras el jaque insípido de tu movimiento.

Sospecho. Tengo miedo. Cojo la espada de nuevo. 

No la agarro fuerte, pero por si acaso la llevo.


¿Las trampas forman parte de las reglas?

Sí; el asesinato forma parte de las reglas.

No me gustan estos juegos.


Los hay de todo tipo.

Quizás los más terribles sean esos que se hacen con casi ninguna intención,

como cuando apartas una mosca de tu cara.


Me haces sentir sola, el aforo lleno,

la gran expectación,

sin expectativa debido al cansancio y a la desilusión.


Tropiezo y me caigo. Me cuesta levantarme.

Lo hago de nuevo. Levantarme.

Las gradas gritan en una gran ovación.


Me falta adrenalina, eso me falta, me falta gana.

Camino arrastrando los pies, con los hombros hacia delante,

con la mirada en el suelo. Me pesa.


Camino hasta ti con gesto serio.

Estoy bajo tu ventana. Tiras la cuerda sin asomarte. ¿Para qué la cuerda ahora? 

Ya no es como antes, cuando cada subida era celebrada como un Acto Único.


Se me pasa por la cabeza meterla en ella y colgarme.

Demasiado ridículo, demasiado poco elegante.

La corto hasta donde llego. Se me caen los pantalones, tanto he adelgazado.


Me la ato de cabo a rabo a la cintura, para no tropezar con mis propias piernas.

Me marcho silbando algo en el camino.

Somos dos de nuevo: yo y mi sombra.

lunes, 24 de enero de 2022

Vagabundos del desprecio


Crees que podemos volar hacia arriba 

sin cansarnos, hasta llegar al cielo?


Arriesgarnos a no ser quienes pensamos,

desnudarnos del todo, herirnos, morirnos,

como esos sin derecho a tener sombra.

Los sintecho que en el fondo siempre fuimos.


Estamos malditos, 

 maldecidos, maldichos,

Un tartamudo nos puso nombre.


Crees que podemos querernos

en este mundo tecnológico,

nostálgico, esotérico?


Vagabundos del desprecio,

ese que viene de dentro, 

por qué? Quién lo decidió?

Creo que yo, no. Que tú, no.


Y aun así, a pesar de todo,

tanta señal que dice: sigue!

Gritos que a veces me despiertan,

el pleno sobresalto.


Fe corrupta, incorrecta,

venida a menos, pisada, 

descuartizada,

qué haces aún ahí?


Dejarme vivir, eso haces,

contra natura. Contra esto.

Diciendo nada en absoluto,

pero sosteniéndome.


Me levanto.

Escupo a un lado.

Oculto cualquier horizonte. 


Me voy sola, como siempre.

Sígueme si te atreves.



domingo, 23 de enero de 2022

Juntos

 

Sobrevolamos en escobas mecánicas

lugares masivamente religiosos. 

Nos lanzamos al vacío, creyendo juntos.


Contemplándonos

en espejos reptantes y filosos,

creando un espectrante y propio mundo.


Nuestras lenguas se entrelazan en un nudo.

La opción al separarnos:

arranquémonos, quedarnos mudos.


En fatal equilibrio,

apenas nos movemos,

estallamos detonando bombas de fogueo.


Lanzarnos brujerías, hechizos...

No hay beso que los haga reversibles,

encantados sin antídoto posible.


Quedarme casi ciega si te miro,

un peligro:

sacarte de las cuencas esos ojos tan bonitos,

 

colgármelos del cuello,

hacerte mi amuleto.

La tentación de usarte a mi capricho.