martes, 19 de abril de 2022

Ariadna


 Las flechas van hacia abajo y son imperfectas.

Te agarras a sus bases, vas a toda velocidad.

Solo estás tú y las flechas.

Te apeas partiendo astillas y flotas.


Se te cierran los ojos con tantos sueños,

¿te mueves? Solo suspiras de vez en cuando,

una vuelta, una nueva postura. Inquieto.


Elegir, elegante y dispuesto, en la gran encrucijada. 

El acierto que te santificará.

¿Quién necesita decir sí?

¿Quién necesita saber algo más?


La duda, una parada cardiaca que lleva al enredo, 

la telaraña de cables de acero,

parece que se rompe de un soplido, pero cuidado,

bailas de cara a la galería, mientras luchas por salir de entre los barrotes.


El Imperio de las Opiniones.

Devoradoras, destructoras, monstruos que te hacen apartar la mirada,

utilizan el hilo de Ariadna para llevarte al Minotauro.

Pero ya no hay Minotauro. Los mortales tienen un nuevo capricho:


Solo son cajas vacías con miles de cepos a su alrededor.

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